Adolfo Solís: El alcalde que roba a su propia policía

Almoloya de Juárez, Méx. – Adolfo Solís Gómez resultó peor que cualquier presidente municipal anterior: no sólo incumple la ley, sino que roba abiertamente a quienes arriesgan su vida por el municipio.

En una jugada descarada, Solís Gómez, junto a la tesorera municipal y la seudo licenciada Iris Dafne Rosales, ha dejado a los policías sin su prima vacacional y su parte proporcional de aguinaldo. Y como si fuera poco, en vez de homologar los salarios para dignificar su labor, planean reducirles el sueldo. ¿La razón? Pagar sueldazos de hasta $20,000 quincenales a mandos foráneos que presumen de “experiencia”, aunque su único mérito comprobable sea robar, hostigar y humillar, tal como lo hicieron en Tenango del Valle.

La cobardía de esta administración no se detiene ahí. Protección Civil ha sido amenazada: quien apoye a los policías será despedido. Y para los propios elementos de seguridad, la consigna es clara: obedecer o perder el trabajo, bajo las órdenes de mandos sin certificación, civiles disfrazados de autoridad.

Escalona Lemus, otro personaje oscuro en esta trama de corrupción, ha confesado que para controlar a la policía necesita jefes “pendejos”, fáciles de manipular. Según él, los trata como a perros: una caricia basta para que se le entreguen, aunque luego los deje sin comer y sin derechos. Así, se asegura de tener una fuerza de seguridad obediente, ignorante y sometida.

Por si fuera poco, las faltas laborales ahora se sancionan de manera ilegal: una ausencia de un solo día se descuenta como dos días y medio, quitándoles más de $1,300 pesos a cada elemento. Ni la Ley Federal del Trabajo ni ningún reglamento permiten semejante atropello, pero eso no importa a Iris Dafne Rosales, quien bajo amenazas y el respaldo de su esposo abogado, pretende justificar lo injustificable.

Mientras tanto, los funcionarios de confianza, los amigos y compadres del régimen de Solís Gómez, sí cobran aguinaldo completo, no sufren descuentos y muchos ni siquiera trabajan, pero cobran puntualmente en la famosa “lista de raya”.

Y como si la podredumbre no fuera suficiente, Eric Solís, primo del presidente y otro parásito del sistema, sigue bebiendo, chocando y agrediendo, protegido por el poder. Antaño arrastrado por su madre para salvarlo de galeras, hoy se siente dueño del municipio: se burla de los policías, presume su impunidad y amenaza con despedir a quien se le antoje.

Esta es la verdadera cara de la administración de Adolfo Solís: corrupción, abuso, impunidad y traición a quienes verdaderamente sostienen la seguridad de Almoloya de Juárez.

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