Adolfo Solís, sin control ni rumbo en su administración municipal en Almoloya de Juárez

Por Raúl González Nova

Almoloya de Juárez, México.- Han pasado ya seis meses desde el inicio de la administración de Adolfo Solís Gómez, y lo único constante han sido las promesas incumplidas, los espectáculos sin sustancia y la ausencia total de resultados tangibles.

Este pintoresco personaje, mejor conocido entre los ciudadanos como el circense, ha convertido la presidencia municipal en una puesta en escena donde él es el protagonista… y el municipio, el gran olvidado.

Lejos de imponer orden o liderazgo, Solís Gómez ha permitido que cada área opere a su antojo. La falta de control es evidente: no hay coordinación, no hay resultados visibles y, lo más grave, ya ni sus propios colaboradores lo respetan.

En la mayoría de las direcciones municipales no se percibe ningún trabajo que valga la pena destacar. La administración parece navegar a la deriva, mientras los problemas reales del municipio siguen ignorados.

Para muestra, los inspectores y condicionales siguen estacionándose donde les da la gana, sin que ninguna autoridad los sancione o les llame la atención. La ley, al parecer, no aplica para los cercanos al poder.

Y si de desorden hablamos, vale la pena mencionar que varios elementos de la policía municipal han renunciado por los constantes malos tratos por parte de sus mandos. Pero esa ya es otra historia… que más adelante les contaré.

Quienes conocen de cerca a Solís aseguran que, al terminar su gestión, podría encontrar su verdadera vocación: organizar fiestas. Porque si en algo ha sido constante y entusiasta, ha sido en gastar recursos públicos en pachangas y celebraciones que poco o nada benefician a la ciudadanía. Para eso, dicen, no tiene competencia.

La pregunta que muchos se hacen en Almoloya de Juárez es: ¿hasta cuándo se permitirá que el municipio sea gobernado por ocurrencias y promesas vacías?

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