Almoloya de Juárez, México. – El presidente municipal de Almoloya de Juárez, Adolfo Solís Gómez dejó claro que su administración no es incluyente ni respetuosa con el cabildo.
En un acto de total desdén, decidió no invitar a los regidores a la gran Feria, evidenciando su falta de consideración hacia quienes, en teoría, deberían participar en las decisiones del municipio.
Ante esta grosera omisión, los regidores solicitaron una reunión de emergencia con el edil para exigir explicaciones. Sin embargo, Solís Gómez ni siquiera tuvo la cortesía de presentarse.
En su lugar, envió a la tesorera y al secretario del Ayuntamiento, quienes, en un gesto insultante, les entregaron unas simples pulseras de acceso al evento, como si eso compensara la falta de respeto institucional.
Este desprecio no solo exhibe la arrogancia del alcalde, sino que también revela su visión autoritaria del poder. Si así trata a sus propios regidores, ¿qué pueden esperar los ciudadanos? ¿Qué tipo de gobierno puede ejercer alguien que excluye a su propio cabildo y toma decisiones de manera unilateral?
Mientras Solís Gómez disfruta de la zona VIP con sus invitados selectos, los regidores –y, por extensión, el pueblo que representan– quedan relegados a las gradas. Un reflejo claro de cómo gobierna: privilegios para unos pocos, indiferencia para todos los demás.
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