Crónica de un aborto anunciado
POR: El francotirador
Saludos a tan loable pueblo por su gente y su pan, no por sus políticos…
Santa Cruz Cuahutenco del municipio de Zinacantepec, es una población que se ubica en la parte sur de la cabecera municipal, su conformación como tal tiene origen ancestral, con la llegada de los españoles este pueblo ya existía, con la aplicación de las leyes españolas fue obligado a cambiarse de sitio varias veces, con ello varios barrios y comunidades aledañas desaparecieron, con el correr de los años de colonización se fue conformando, primero como grupo aborigen, después como pueblo de paso ante las innumerables recuas que transitaban por el camino de herradura de Sultepec a Toluca y a la capital del virreinato, de ello queda como vestigio, todavía, varias construcciones que paulatinamente se van perdiendo, perdiendo así lo pintoresco de su traza y construcción arquitectónica.
La población de Santa Cruz Cuahutenco hoy en día resalta por su producción de forma artesanal de pan de fiesta, más de doscientas familias dependen de esta importante actividad incursionando en el mercado local y estatal, principalmente en las fiestas tradicionales de cada uno de nuestros pueblos, el pan de burro, de mula o de huacal, por la forma de transportarlo y almacenarlo llegaba a nuestros pueblos para agasajo de paladares en nuestras mesas.
En las casas donde se produce este delicioso manjar podemos observar como las familias enteras participan en su elaboración, los hornos a la leña tradicionales son una característica propia de esta comunidad, es toda una labor familiar de gran importancia observar cómo se reparte el trabajo para su elaboración, uno batiendo la harina, otros rayando la naranja, otros cociendo el anís, otros amasando, unos más dando forma al pan de nata, a los cocoles o al tradicional pan de fiesta en un ambiente con olor y sabor a naranja, nuez, anís y el calor aromático que despide la leña y los propios hornos de cocción.
Esta tradición no se le ha brindado el apoyo necesario para explotar esta actividad productiva y mercantil, mucho menos ha sido tomado en cuenta para la detonación del desarrollo económico y turístico de estos productores. Como prueba, un botón:
Con demasiada antelación vimos la promoción de la Primera Feria del Pan a realizarse en este todavía pintoresco pueblo, Ángel Palma, quien fuera Cronista Municipal y presidente municipal, lo anuncio por todos lados como una actividad de los Cronistas Comunitarios de aquel lugar, a los pocos días de su realización aparecieron anuncios promocionales como una actividad del Ayuntamiento, desde luego que nos preguntamos ¿no que había renunciado a la crónica municipal porque no recibía apoyo para su trabajo? En fin…
Con bastante tristeza se observó que el ayuntamiento usurpó o retomo la actividad para justificar su quehacer, el evento que originalmente se pensó para generar la identidad local se torno en un tianguis sin pies ni cabeza y transformo en un evento de proyección política, veamos por qué:
De los más de doscientos panaderos, los convocados no rebasaron los diez, colocados de forma aislada sin mayor número de visitantes mucho menos de compradores, los artesanos convocados olvidados, lo números y grupos artísticos convocados y presentados muy poco o casi nada promocionaron la venta del pan, actividad principal de la feria, la gastronomía presentada nada que ver con la identidad, resaltaron cuatro puestos de mole tradicional de San Fernando, por cierto muy rico, un puesto de tamales y uno de CHIMBA, también muy ricos, el resto y en un stand mayor: mariscos, fritangas, barbacoa, carnitas, pescado y mariscos, ¡ah! , y tamales oaxaqueños…
Y los panaderos y su pan: ni quien les hiciera caso.
Con bombo y platillo se anuncio la llegada de las autoridades municipales para el acto inaugural y todos se dieron cita en el atrio de la iglesia, muy movidos la primera plana municipal, por si algo se le ofrecía a la munícipe… lo mismo hacia más de una docena de jóvenes de desarrollo económico del ayuntamiento, fácilmente visibles por su vestimenta…
Y los panaderos y su pan: ni quien les hiciera caso…
El momento cumbre de la FERIA DEL PAN se dio cuando la munícipe visitó cada uno de los puestos, cada panadero ofreció lo mejor de su producción para deguste de los acompañantes. ¿Y los panaderos? Pues nada, solo ofrecieron. Era el momento para que todo mundo comprara el tradicional y rico pan de fiesta, era una visita a los puestos no para probar o recibir, sino para qué mínimo cada funcionario se llevará por lo menos un pan de cada puesto, digo el propósito es contribuir a la comercialización o ¿no?
Al momento de escribir estas líneas me pregunto ¿cuántos panes vendieron cada expositor? ¿A cuánto asciende el beneficio económico obtenido por cada panadero?
En el terreno de la identidad comunitaria, ya en el trabajo de los cronistas locales ¿cuál fue el impacto del evento? Los lazos de pertenencia ¿se fortalecieron? ¿Los cronistas utilizaron al ayuntamiento o el ayuntamiento utilizó a los cronistas? ¿No que el ayuntamiento no apoya el trabajo de Ángel Palma?
Y sigo con las preguntas: ¿y la cronista municipal ya aprobada por el cabildo dónde estuvo? ¿Por qué tanta descortesía? ¿Será que no es terrenal? ¿O el pueblo no está a su altura?
Finalmente la clase política, o la que se dice la clase política, se dio cita, previa invitación y boleto, 200 invitados a la comilona ¿financiada por quién?, efectuada en un lugar reservado no propio para la prole que hace la talacha, donde seguramente se regaron felicitaciones por la organización y los alcances del evento y seguramente en donde se proyectaron personajes y actividades para seguir creciendo ¡valor que da resultados!
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